jueves, 6 de octubre de 2011

“Historia y Memoria Política del Perú” (País del Siempre Jamás) - Antecedentes y referentes

“Historia y Memoria Política del Perú” hunde sus raíces en los precedentes marcados por la sátira política de comienzos del siglo XX en el Perú, con  Julio Málaga Grenet[1] como referente, con  sus viñetas sobre el entonces Presidente José Pardo y Barreda y la realidad política de aquel entonces, concernientes a los intentos golpistas de Augusto Durand.

La sátira política  siempre se ha usado con una intención subversiva donde el discurso político y la disensión, muchas veces, están prohibidas por un régimen. Surgiendo como método de suscitar debates políticos allí donde este tipo de argumentos están expresamente prohibidos. Ella se distingue normalmente de la protesta política o la disensión política, pues no implica generalmente una intención oculta ni busca influir en el proceso político. Ocasionalmente puede hacerlo, pero lo normal es que simplemente busque entretener y evidenciar las incongruencias de los gobernantes.

De igual manera en el terreno  híbrido entre arte y política, el arte  se aparta de la sujeción a los compromisos de representación inducidos desde las estructuras de hegemonía social; la legitimación del dominio de clase. El arte queda libre para reencontrar su propia vocación que impulsa una visión crítica buscando modificar las estructuras sociales y enfatizando una postura ética desde una nueva estética. Aquí es donde se halla la situación actual coordinando las prácticas artísticas con la política.

Si partimos de esta consideración del artista, y el arte mismo,  como activista  o instrumento  político. El artista  puede encarnar a aquel ciudadano que traduce su sentir social en obras visuales que lindan con el trabajo y quehacer cultural individual y sincero, intentando reflejar su sociedad y los estamentos de poder, a fin de confrontarlos y transformarlos. Es una labor que bien señala Villafañe (2007): “Se trata de una suma de funciones específicas y es fundamental atender los grados de excelencia que permitan marcos de legitimidad en cada una de las funciones: el artista como productor de imágenes, metáforas o símbolos, el artista en tanto intelectual en la función teórica y crítica, la política cultural desde una cultura crítica y una nueva crítica de la cultura y la política como acontecimiento transformador de la sociedad[2].

Nuestra intención es interpelar constantemente la idea de  peruanidad –y a los peruanos- y repensar de un modo crítico y sarcástico las ideas sobre Estado y las contradicciones de nuestra nación. Salazar es, sin duda, un referente para los artistas que deseamos adoptar una postura crítica sobre el gobierno y los juegos del poder en el Estado peruano.

Nuestro trabajo pretende hacer referencia a la historia del Perú –en lo concerniente a su historia política- y a ese progreso trunco y siempre añorado, deseado, esperado, pero que jamás llega a nosotros. Apuntamos a cuestionar y cuestionarnos  sobre la política del país y su verdadera capacidad y honestidad para generar los cambios y programas que el pueblo necesita y espera desde hace, no pocos siglos, cuando reclamó su independencia política y militar de España.

En “Historia y memoria política del Perú (País del siempre jamás)” nos enfocamos a confrontar la institucionalidad política  frente a una estructura social y un andamiaje  de componendas de poder basado en la complicidad de clases, el desgano político, la inoperancia política y demagógica,   la ineficiente labor oficialista de turno, y un larguísimo etcétera.

Este proyecto procura, además, despojar a la política y al poder de tantas y tan elevadas  pretensiones, y lo hacemos con total y entera naturalidad  y libertad. La denuncia ética/política -disfrazada de juego e ironía-, además de la propia conciencia social, en constante  adaptación a la realidad que nos toca vivir; diálogo e interpelación con los protagonistas de turno en el poder. Un proyecto que se reinventa constante y coherentemente a través del tiempo. Como bien acota Villafañe (2007)[3]:

“Investigar entonces las relaciones históricas entre arte, política y cultura hasta nuestros días nos permitirá avanzar sobre una nueva crítica de la cultura desde una cultura crítica que permita la construcción de alternativas político culturales en las nuevas dimensiones que tiene la política tanto en las relaciones tácticas como en los objetivos estratégicos”

Juan Javier Salazar, con su obra “Perú, país del mañana/ boceto de mural para cuando tenga plata: mañana”. (2006) -la reactualización de aquella misma obra del 2001-, en donde se aprecian los retratos de  los sucesivos gobernantes del Perú desde 1821, todos compartiendo la frase: “Mañana”.

En esta obra de precario soporte como es el triplay y que comunica, de alguna manera, lo precario de la institucionalidad democrática del país, el artista logra interpelar al observador y a las instituciones públicas nacionales sobre la historia y el accionar de los sucesivos gobiernos a lo largo de la historia del Perú, donde cada gobernante deja inconcluso los proyectos y promesas planteadas al inicio de cada mandato presidencial, sea este democrático o de facto; contribuyendo a la infeliz autoconcepción de ciudadanos pertenecientes a una nación y país del “ensayo y error”, del “borrón y cuenta nueva” del “que robe, pero que haga obra”

La obra de Salazar, tiene la “desventaja” de ser parte de la colección de arte contemporáneo de la UNMSM, razón por la cual su exposición se ve reducida al  ambiente que la alberga dentro del mueso en cuestión. Esta obra posee una actualidad que ameritaría su confrontación permanente con el pueblo peruano.

Nuestro proyecto “Historia y Memoria Política del Perú – País del Siempre Jamás” tiene por objetivo concientizar a la ciudadanía limeña y, por que no, peruana;  sobre la urgencia de una memoria colectiva y concreta que prevenga contra los actos antidemocráticos e inconstitucionales que se suceden en nuestro país, gobierno tras gobierno, a causa de la inexistencia de esta memoria – en todo caso endeble y fraccionada-, que nos integre como ciudadanos de una misma nación, el Perú, que haga posible la conducta apropiada de todas nuestras autoridades, nada mas que nuestros representantes ante la ley.

En ese sentido nuestro proyecto intenta conformar una  necesidad de conciencia sobre los hechos del pasado -gestados para bien y para mal de la nación, aunque en la mayoría de casos esto último suele suceder con más frecuencia-, desde los actos y actitudes asumidas por todos nuestros gobernantes desde los albores de la República Peruana, allá por 1821.


[2] Villafañe, Juano (2007). Arte, política y cultura: Periodizar las relaciones desde el Centro Cultural de la Cooperación. Recuperado el 9 de julio de 2011, de
[3] Villafañe, Juano (2007). Op. cit.

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